ALEJANDRINA BENITEZ DE GAUTIER

Mayagüez, Puerto Rico, 1819-1879

A MIS AMIGOS

Consuelo de mis horas de amargura 
tú de mi soledad la compañera. 
Benigna estrella de la noche oscura 
que enlutó de mi vida la carrera, 
tú que lloras mi triste desventura 
y murmuras mi súplica postrera 
inspiradora fiel del alma mía 
¡hija del cielo, divinal poesía!
Desciende a mi rogar, tu excelsa lumbre 
radie en mi frente fúlgido destello 
y disipe la inmensa pesadumbre 
que a mi existir impone duro sello. 
No de la inercia en la fatal costumbre 
el sentimiento pierda de lo bello. 
Ven a inflamar mi yerta fantasía 
¡hija del cielo, divina] poesía!
Del numen de los grandes, venerado 
del que inspira a los grandes trovadores 
del numen de la patria idolatrado 
quiero tan sólo las fragantes flores 
que aún de la tumba en el reposo helado 
será la patria siempre mis amores 
como eres tú encanto y mi alegría 
¡hija del cielo, divinal poesía!
Vuelve a mis manos la amorosa lira 
en que lloré perdidas ilusiones 
hoy más que nunca el corazón me inspira 
y me deslumbra mágicas visiones. 
Oigo un sonoro acento que respira 
de atractivo sentir, bellas creaciones 
y aspira entusiasmada tu ambrosía 
¡hija del cielo, divinal poesía!
Cuánto tiempo pasó, que en cielo triste 
conté las horas de mi amarga vida 
tú mi refugio, mi consuelo fuiste 
y la llama creadora ya perdida 
en piélago de llanto me volviste 
por tu aliento sagrado fue encendida 
no ya cual antes, dulce y placentera 
más siempre para mí libre y sincera.
Libre, sí, que jamás el necio alarde 
de la lisonja se humilló a mi frente 
que torpe adula el que nació cobarde 
o tiene de riquezas sed ardiente. 
Mi alma entusiasta ante la gloria arde 
adora la virtud blanda y clemente 
y de amistad al fuego sacrosanto 
entona puro y delicioso canto.
Por eso al veros, blandas fantasías 
vuelven a reanimar mi pensamiento, 
pasan radiantes los serenos días 
si los anima vuestro grato acento 
y al escuchar las dulces armonías 
que encomendáis a la región del viento 
en simpático acento arrebatada 
uno mi voz a vuestra voz amada.
Ella os dice que siempre y por doquiera 
en invisible comunión reunidas 
almas que pertenecen a una misma esfera 
aunque estén por la suerte divididas 
se encontrarán al fin de su carrera 
unas triunfantes, otras desvalidas.

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