GERARD MANLEY HOPKINS

Stratford, Essex (Inglaterra), 1844-Dublín-Irlanda, 1889

EN VERDAD ERES JUSTO, SEÑOR, SI PELEO

En verdad eres justo, Señor, cuando peleo
contigo, pero, Señor, también lo que defiendo es justo
¿Por qué en tus empresas prosperan los pecadores?
Y ¿por qué debe de terminar en desengaño cuanto emprendo?
Si fueras mi enemigo, ¡oh, Amigo mío!,
¿Cómo harías peor -me pregunto- de lo que haces
La derrota, para desbaratarme?¡Ay! Los libertinos y los esclavos de la lujuria
avanzan más en sus horas sobrantes que yo entregado,
Señor, toda mi vida a tu causa.
 ¡Mira qué espesos son los matorrales!
Adornados están otra vez
de recamado perifollo; mira: un fresco viento
los agita; los pájaros construyen, pero yo no construyo, yo me esfuerzo,
eunuco del tiempo, y no crea una obra que despierte.
A mis raíces, Señor de la vida, envía tu lluvia

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